Definición
La Base Monetaria es el agregado monetario más básico y está compuesta por el efectivo en manos del público más las reservas de los bancos en el Banco Central. Representa la cantidad de dinero de muy alta liquidez creada directamente por la autoridad monetaria. Su evolución es clave para entender la política monetaria, la inflación y la dinámica del crédito.
Análisis
Entre 2018 y 2019 la Base Monetaria muestra oscilaciones moderadas, afectadas por episodios cambiarios y programas de control de agregados del BCRA. Sin embargo, hacia fines de 2019 aparece un fuerte aumento asociado a la creciente monetización del déficit fiscal y a las tensiones cambiarias previas al cambio de administración.
En 2020 se observa un salto abrupto de la Base Monetaria, impulsado por las medidas de asistencia económica durante la pandemia, financiamiento monetario al Tesoro y expansión de liquidez para sostener el sistema financiero. Este aumento ocurre en paralelo con un marcado deterioro de la demanda de dinero, lo que aceleró la inflación en los meses y años siguientes.
Durante 2021 y 2022 la base continúa expandiéndose de forma persistente, aunque con episodios de contracción puntual vinculados a operaciones de esterilización o requerimientos de reservas. Aun así, la tendencia general es de crecimiento sostenido, reflejando un esquema en el cual la emisión monetaria se vuelve un mecanismo habitual de financiamiento público.
En 2023 la expansión se vuelve nuevamente intensa, especialmente en el último trimestre, cuando la Base Monetaria casi se duplica respecto del mismo período del año anterior. Este proceso coincide con un régimen inflacionario acelerado y un uso creciente de instrumentos remunerados que desplazaron parte de la liquidez hacia pasivos del Banco Central.
A partir de 2024 se observa una aceleración extrema de la Base Monetaria, impulsada por fuertes correcciones nominales, sinceramientos de precios relativos y financiamiento monetario en un contexto de shock inflacionario. Aunque en 2025 la expansión continúa, las tasas de crecimiento se vuelven algo más estables, sugiriendo un intento de transición hacia un marco monetario menos desbordado, aunque aún con niveles muy altos de emisión en términos históricos.